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Eduardo Calvo

"Porque la mirada no se complace

con las observaciones ruines,

se disfraza entre los matorrales escamosos

sin querer averiguar el pasado."

Bio

Eduardo Calvo. Poeta y novelista. Nace en Madrid en 1949. Licenciado en Derecho. Profesor en el Departamento de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Ha dirigido los Institutos Cervantes de Argel y Orán; Beirut; Manila; El Cairo y Alejandría; Tánger. Ha publicado una docena de libros. Entre sus novelas, cabe destacar Desde la Isla (2000) y Los héroes están lejos (2028). Sus últimos poemarios: Sobre la discordia ( 2008); El metal y la carne ( 2016 ); Meditaciones ( 2018).

EL RIESGO

 

“La del trono pintado”, la indigente.

La indecisa y flexible,

pues le cuesta elegir.

 

“La que al suelo no acerca los pies

sino que anda sobre las cabezas de los hombres.”

 

Ella te necesita.

Sorberá tu cerebro por capricho.

Abstente de recriminarla en tanto

menosprecie el habla

y prefiera dormir al raso

calladamente igual que un animal.

 

Trátala con galantería.

 

No permanecerá contigo

más allá de lo convenido.

 

En tu pecho pondrá veracidad

para que no hagas  uso

 de la palabra enferma.

LA CEREMONIA

 

Conforme a enemistad fuimos sembrados.

 

Creen que no estaremos en la cosecha.

No saben quién moverá la gran piedra.

Suponen que no asistiremos

al orden de los días

porque la vida ya no nos persigue,

cansada de los dientes del dragón.

 

No entienden la fertilidad

ni los momentos sucesivos.

Hemos cruzado las espadas

y entonado sus cánticos

en los momentos sucesivos.

 

No entendemos la cordialidad de la cosecha.

 

Ornados por el juramento

no enseñaremos a otra estirpe

que debajo de la gran piedra

los amenaza una proeza.

LA BEBIDA DEL PENSADOR

 

Oficiad en altares solitarios.

Haced como si nadie mirase por vosotros.

 

Porque la mirada no se complace

con las observaciones ruines,

se disfraza entre los matorrales escamosos

sin querer averiguar el pasado.

.

En la ganancia y en el desembolso

libraos de comprobar la curación.

 

Mantened  los sentidos

que entre escombros  palpan la música

y cumplen la raíz debajo de  las cenizas.

 

Así debéis juntaros en los altares ocultos,

como si mucho os conturbasen

la rectitud o la maledicencia.

 

 Así retornarán los mensajeros

a retaros con meditaciones indecentes.

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